José de la Paz Pérez /
*¡Feliz Día del Psicólogo Martha, Noemí y Juan Carlos! O, como dirían algunos: "Gracias por escuchar mis problemas... aunque a veces cobren por hora como abogados"
Qué noble profesión, la de analizar las locuras ajenas mientras fingen no notar que su propia vida es un caos y un caso de estudio pendiente.
Eso sí, nadie hace mejor terapia que una botella de vino y un gato que te ignora, pero hey, al menos ustedes le ponen nombre elegante a nuestros dramas.
Es irónico que celebremos a quienes nos ayudan a mantener la cordura en un mundo donde el "¿y cómo te hace sentir eso?" se ha convertido en el equivalente emocional de "¿quieres hablar de nuestro señor y salvador, el trauma infantil?".
Los psicólogos son como detectives, pero en vez de resolver crímenes, desentierran tus peores recuerdos y te los facturan en sesiones de 50 minutos. Eso sí, con descuento si pagas por adelantado.
En fin, hoy brindemos por esos valientes que nos escuchan decir "es que mi madre me hacía mucho daño" mientras asienten con cara de "sí, ya sé, llevas 8 sesiones repitiendo lo mismo".
Porque al final, todos necesitamos a alguien que, por un módico precio, nos confirme lo que ya sabíamos: que la vida es un caos, nuestros padres tienen la culpa y, probablemente, deberíamos dejar de ver esas películas a las 3 a.m.
¡Salud! (O, en términos de psicolocos: "¿Y qué crees que simboliza ese brindis para ti?").