Ya se fue abril con el festejo del Día del Niño, y llegó al relevo el mes de mayo, el mes más pachanguero, comenzando con el Primero de Mayo, Día del Trabajo, en donde nadie trabaja; luego vino el 5 de mayo, el día en que las armas nacionales se cubrieron de gloria, al decir del Gral. Don Ignacio Zaragoza, al derrotar a los franceses, en el Cerro de las Campanas.
Ya llegó el 10, al decir de muchos, el Día de las Madres; los hijos se desbordan en los almacenes, en las pastelerías y en las florerías, en busca del regalo apropiado, para agasajar a la autora de sus días.
Quiero, en estos festejos, lo que me Ha tocado ver y lo comento muy a mi manera:
Por desgracia, pareciera que las hijas e hijos sólo tienen madre un día cada año; el resto del año No tienen madre, y si la tienen, no la respetan; por otro lado, veo que los regalos provienen del dinero de los mismos padres: el padre paga los regalos de la madre y, a la visconversa, como dijera mi compadre Chencho.
En otro sentido, veo que hay hijos que hacen sus ahorros con sus domingos o con sus trabajos temporales, para agasajar a la autora de sus días.
Ah, pero no faltan las hijas que regalan a la madre lo que más tarde le quitan, para usarlo ellas. No crea, hay de todo en la viña del señor.
Luego viene el 15, Día del Maestro, en donde veo, con mucha tristeza, que se han perdido los valores; ya los alumnos no respetan a sus maestros y estos no se hacen respetar, como en los ayeres en que los mentores de la educación, eran venerados y considerados como unos verdaderos apóstoles de la enseñanza.
Ah, y les quiero comentar que en esta fecha, algunos ayuntamientos les festejan su día a los maestros con un convivio en algún lugar; les llenan su pancita aguardentosa con cerveza y uno que otro bocado; y cuando se acaba la cerveza y la birria. Los maestros les dan rienda suelta a sus deseos reprimidos y, a veces, terminan en la barandilla de algún juzgado.
Ahora veo que los mismos maestros se tutean con sus alumnos y de Mentores de la Educación, se convierten en Mentadores de Madres.
Y, para cerrar el mes de mayo, con broche de cobre, viene el 23, Día del Estudiante, fecha en que los alumnos y no estudiantes, exigen lo que no merecen, porque no se ganan el calificativo de tales.
Estos festejos se vuelven unas verdaderas orgías o bacanales; los desenfrenos se dan en muchas formas y donde los hombres le dan vuelo a sus instintos y preferencias sexuales.
Pero, ¿se han dado cuenta quienes son los más satisfechos con estos festejos? Sin duda alguno los avariciosos comerciantes, quienes hacen su agosto en cualquier mes del año. Estos, no obstante que venden caro, sacan de sus bodegas los regalos que venden a precios actualizados y etiquetados a su arbitrio, por cierto, muy arbitrario.
Pero, como dijera mi compadre Chencho, “no tiene la culpa el indio”; la culpa la tienen los compradores compulsivos, quienes parecen moscas sobre la miel, se lanzan con todo, sin importar cuanto cueste el producto, ellos no se quedan atrás, en franca competencia con los que tienen dinero en demasía.
Yo digo que mientras haya compradores compulsivos, no dejará de haber comerciantes abusivos.
Y también digo que regalar amor es más barato y más grato.
Amigos, yo así pienso, creo y digo; usted, ¿qué piensa, cree y dice?