*Presume la Dirección de este sistema de transporte su cuarto aniversario como si el retroceso fuera un logro
José de la Paz Pérez
Acapulco, Gro., 25 de junio de 2020. Este día el Sistema
Integral de Transporte (SIT), mejor conocido como Acabús, está cumpliendo 4 de
años desde que entró en operación, tiempo en el cual pasó de una gran
expectativa de transporte moderno y de primer mundo (así fue anunciado), a un
transporte que cada día ofrece peor servicio.
Cuatro años que parecen 40, o 400, por lo avejentado que
luce, por tantas unidades que está en los talleres abandonadas, por la baja
calidad del servicio, porque sus operadores han regresado a esos años en que
conducían urbanos: manejan “como si llevaran animales”, a la antigüita, se
quejan los usuarios continuamente.
El Acabús, dicen sus directivos, “cambió la forma de viajar
de miles de personas en el transporte público de Acapulco con seguridad,
economía, atención, inclusión y accesibilidad”, lo cual tiene mucho de
cierto, como también es cierto que han fallado en la administración del
sistema, ya que los ha llevado incluso a amenazas de quiebra, de acuerdo a
dichos de sus propios socios.
Comenzó muy bien el servicio, de eso ni duda quepa; el
problema es que no hubo la debida vigilancia para que los protocolos
perduraran, para que los operadores mantuvieran la mística de servicio que les
enseñaron al ingresar, que las unidades recibieran el mantenimiento debido.
“Diariamente recorremos 18 mil kilómetros en nuestras 5
Rutas Troncales y 12 Rutas Alimentadoras y ante Covid19, tenemos el compromiso
de transportar a miles de usuarios de manera segura y tranquila con las
acciones que diariamente implementamos”, dicen en su mensaje de cuarto
aniversario.
Sin embargo, a los usuarios les interesan otros detalles:
puntualidad en la frecuencia ofrecida originalmente, porque, antes de la
pandemia, la gente de la ruta principal, por ejemplo, ha tenido que esperar 20
y hasta 25 minutos, cuando se supone que pasan cada 5.
Ahora que el Covid-19 ha traído baja movilidad, las frecuencias
de paso se hacen eternas, por lo que mucha gente ha regresado a usar el
servicio de taxis colectivos porque llegan así más rápido a sus destinos.
También se requiere que los choferes se conduzcan con
respeto, porque hay quienes arrancan la unidad antes de cerrar las puertas.
Y se requiere que el ofrecimiento de que la tarifa incluía
aire acondicionado, se cumpla, porque muchas unidades ya no lo proporcionan y,
con la sobrecarga que aceptan de pasajeros, el ambiente se torna peor que los otrora
llamados “chilolos”: con sus olores a chivo y guajolote, aunque no los haya a
bordo.