Oposición recurre a la provocación y guerra digital para desestabilizar al país

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José de la Paz Pérez

*Diversos actores de la derecha intensificaron su ofensiva contra el gobierno federal tras la llamada “Marcha de la Generación Z”, mientras figuras empresariales intervienen en el debate público con mensajes que, según especialistas, buscan desviar la atención de temas fiscales pendientes

La marcha promovida en redes sociales como “de la Generación Z” terminó evidenciándose como un acto político impulsado por grupos de la oposición, más que una movilización espontánea de jóvenes. 

Aunque la convocatoria nació envuelta en etiquetas y mensajes que aparentaban organicidad, analistas digitales han señalado que buena parte de la conversación estuvo impulsada por dinámicas artificiales y cuentas con actividad atípica, lo que sugiere la participación de estrategias coordinadas de amplificación política.

La protesta, presentada inicialmente como un ejercicio ciudadano, derivó en episodios de confrontación y provocación, que contrastaron con la narrativa pacífica con la que fue promocionada. 

Los hechos reavivaron el debate sobre la instrumentalización del espacio público para fines partidistas, con el objetivo de erosionar la legitimidad de la presidenta Claudia Sheinbaum, pese a la ausencia de argumentos sólidos o una plataforma alternativa clara por parte de sus promotores.


La disputa por la opinión pública

En paralelo, la discusión pública se vio agitada por versiones que señalan la existencia de fuertes inversiones en campañas de manipulación digital, presuntamente financiadas por sectores de la derecha. 

Estudios indican que unos 90 millones de pesos fueron invertidos por la derecha en granjas de bots como medios de propagación de desinformación, lo cual se ha convertido en un recurso recurrente para influir en la opinión pública y generar percepciones de descontento masivo.

Estas tácticas buscan crear la impresión de un movimiento juvenil nacionalizado contra el gobierno, pese a que la participación real en las calles no correspondió a la magnitud de la conversación digital.

La intervención de Salinas Pliego

En medio de este ambiente, las intervenciones públicas del empresario Ricardo Salinas Pliego han escalado en tono y frecuencia. 

Desde sus plataformas digitales, el magnate ha lanzado mensajes que, de acuerdo con analistas políticos, buscan tensionar aún más el escenario nacional, desviando la atención de los litigios fiscales que enfrenta y colocando al gobierno federal como antagonista en un supuesto conflicto por la “libertad”.

Su retórica, marcada por llamados provocadores y descalificaciones, ha sido interpretada por observadores como un intento de capitalizar el momento político para posicionarse como líder de oposición informal, mientras al mismo tiempo desplaza del foco mediático las controversias sobre el pago de impuestos que mantiene con el Estado mexicano.

Responsabilidad política

La convergencia entre protestas dirigidas políticamente, estrategias de amplificación digital y discursos empresariales incendiarios configura un escenario donde la confrontación se privilegia sobre la deliberación pública. 

La presión sobre la figura presidencial y la utilización de tácticas virtuales para generar percepción de inestabilidad apuntan a una estrategia más amplia para deslegitimar al gobierno.

En un país que enfrenta retos sociales y económicos de fondo, la escalada de provocaciones y narrativas extremas plantea la necesidad de que los actores políticos, empresariales y mediáticos asuman mayor responsabilidad en la construcción del espacio democrático, evitando alimentar tensiones que puedan derivar en escenarios de polarización aún más profundos.

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