José de la Paz Pérez
Los comicios en Morena este sábado, para elegir consejeros
estatales y nacionales, sin duda arrojan varias lecturas y no sólo la simpleza en
el sentido de que hubo acarreos, o de que se trata de la nueva mafia del poder,
que seguramente hacen quienes resienten aún el hecho de haber sido desplazados
desde que este partido llegó al gobierno federal.
Una de estas lecturas es que superó expectativas en cuanto a
la asistencia a las urnas, lo que deriva en otra más: Morena, como partido, se
consuma como aquel que tiene en las manos la agenda política.
No hay que olvidar que se aprovechó el evento para que
quienes asistieron a votar pudieran además registrarse o ratificarse como
militantes del aún nuevo partido, lo que seguramente derivará en que se
convierta no sólo en el que tendrá a partir de hoy más seguidores, sino más
militantes registrados.
O sea, como se ha dice coloquialmente: mató dos pájaros con
una sola pedrada.
Eso sí, hay que decirlo, Morena pagó su novatez en temas de
elección interna: hubo acusaciones de acarreo y de compra de votos; incluso
hubo jaloneos y hasta golpes físicos entre uno que otro que se dejó llevar por
la pasión.
En la casilla que se instaló en el Parque Papagayo de
Acapulco, por ejemplo, los adultos mayores resultaron ser muy ordenados, a
diferencia de los jóvenes que convirtieron su fila en una bola amorfa en donde
todos querían votar sin respetar el lugar que les correspondía.
Los organizadores de los comicios fueron rebasados por la
muchedumbre compuesta por entusiastas votantes, por un lado, y gandallas, por
otro, hay que decirlo.
En las redes sociales se leyó, a lo largo de la jornada
electoral, una serie de denostaciones por parte de priístas, panistas y
perredistas, quienes comparaban a sus partidos con Morena en el sentido de que
se sentían rebasados en materia de anti democracia y corrupción, rasgo y fama que
se resisten a perder.
Auguraban que tras estas elecciones internas el movimiento
del partido guinda estaba acabado, lo que parecía más un deseo que análisis.
Es claro que la oposición se siente acabada y de ahí las
patadas de ahogado que lanzan queriendo minimizar lo que sucedió hoy.
Porque… ¿qué pasaría si en estos momentos el PRI o el PRD
hicieran elecciones internas? Seguramente habría acarreados, compra de votos,
ratón loco, carrusel… pero no habría empujones porque la asistencia sería muy
escasa.
Antes, en tiempos del otrora poderoso PRI, los partidos
llamados chiquitos, como el PRD en sus inicios, lo acusaban de anti democrático,
corrupto, entre otras linduras.
Hoy, esos adjetivos los lanzan contra Morena, el partido
fuerte.
Porque eso es, el partido que manda en la agenda política,
hay que decirlo, con sus defectos por supuesto, esos defectos que todos tienen,
unos más que otros, y que parece son proporcionales al número de seguidores en lo
cual, reiteramos, hoy el mandón se llama Morena.