José de la Paz Pérez
En estos momentos Andrés Manuel López Obrador podría
considerarse, aún sin terminar su mandato, como el mejor presidente, libra por
libra, que ha tenido México en muchos sexenios.
Sé que es muy aventurado decirlo y puedo ser sujeto de
críticas, pero igual me criticarían si dijera que es el peor, por lo que sólo afirmo
lo que desde mi punto de vista, muy personal, considero.
Quizá sea muy subjetivo decir si es el mejor o el peor, pero
hay obras y acciones que simplemente no pueden pasar inadvertidas para poder
hacer una evaluación de su administración a 5 años de haber iniciado y a uno de
concluir.
Una de sus principales acciones, que por cierto le ha acarreado
reconocimiento por un lado y ataques por el otro, por obvias razones, es el
combate a la corrupción, ese cáncer que día a día crecía a pasos agigantados
impulsado desde las propias esferas del gobierno.
El que no tranza no avanza; la corrupción somos todos; que
robe, pero que salpique; la cultura de la mordida y el moche; pónganme donde
hay, que yo de agarrar me ocupo; son solo algunos de los ejemplos que nos
impusieron otros gobiernos como cultura nacional, algo a lo que no se podía, ni
se quería renunciar, decían.
Y la fórmula ha sido sencilla: si desde la cabeza no se
impulsa esta práctica que tan mala imagen nos dio ante el mundo, difícilmente
contaminará a los niveles de abajo en la jerarquía gubernamental. Hoy no se
fomenta, hoy se castiga la corrupción.
López Obrador se la ha jugado por y con el pueblo; “el
pueblo pone y el pueblo quita”, ha dicho, y en los hechos efectivamente ha
servido a ese sector tan mayoritario y tan abusado, tan olvidado en otros
tiempos.
Hoy los recursos, los apoyos, se entregan directamente, no
como antaño que se repartían vía líderes reales o irreales, compadres, amigos y
cómplices, y de esta manera el dinero quedaba en unas cuantas manos… hoy llegan
a todos los que lo necesitan y, eso, algunos que añoran el viejo régimen, no se
lo perdonan.
Hoy existe una división de poderes como no se veía antes,
cuando el Legislativo y el Judicial estaban sometidos al Ejecutivo; hoy hay
debate, discusión, malos entendidos, pero cada quien ejerce el papel que le corresponde.
Precisando, estas son algunas de las razones por las que
AMLO podría ser considerado el mejor, libra por libra:
Programas sociales:
Como nunca, en este gobierno se han implementado tantos programas sociales para ayudar a los sectores más desfavorecidos de la sociedad, como la pensión para adultos mayores, becas para estudiantes, y apoyos para personas con discapacidad, entre otras.
Combate a la
corrupción:
Desde su campaña, AMLO ofreció luchar contra la corrupción.
Durante su presidencia, ha implementado medidas para fortalecer la
transparencia y la rendición de cuentas.
Austeridad en el
gobierno:
AMLO ha promovido la austeridad en el gobierno, reduciendo
salarios de altos funcionarios, vendiendo activos innecesarios y recortando
gastos onerosos.
Enfrentamiento a los
cárteles de la droga:
La administración de AMLO ha buscado abordar el problema de
la violencia relacionada con el narcotráfico, pero por medio de la paz, no de
la violencia, aunque este tema es complejo y ha generado opiniones diversas
sobre la efectividad de las estrategias implementadas.
Proyectos de
infraestructura:
AMLO ha impulsado proyectos de infraestructura, como el Tren
Maya y la refinería de Dos Bocas, con la intención de fomentar el desarrollo
económico en diferentes regiones del país, y lo está logrando de manera efectiva.
Manejo de la
pandemia:
AMLO enfrentó una pandemia, la del Covid-19, que a nivel
mundial dejó millones de decesos, y la enfrentó de una manera ejemplar: no se
endeudó, como sí lo hubieran hecho otros gobiernos; controló al Covid-19 mejor
que otros países más desarrollados, aunque siempre habrá quien critique al
gobierno por aquellos que fallecieron que, desde luego, es algo doloroso.
Caso Acapulco y el huracán
Otis:
Hace poco más de un mes Acapulco amaneció destrozado,
parecía zona de guerra; muchos abandonaron el puerto porque creyeron que así
estaría por mucho tiempo y que llevaría años recuperarse… Acapulco está en
franca recuperación en tiempo record.
AMLO ha demostrado una vez más cómo se atiende una crisis de
esta magnitud; la población afectada no pasó un día con hambre; hoy en cada
hogar hay más de un par de despensas, familias están recibiendo dinero en
efectivo, enseres y más despensas; hay energía eléctrica y agua potable.
Turísticamente, Acapulco está de vuelta y habrá ¡Feliz Navidad!
En otros gobiernos se hubiera repartido la poca ayuda a
ciertos líderes y ésta se hubiera distribuido entre amigos y compadres… eso es
cosa del pasado y ahora la ayuda llega directo al que lo necesita.
La lista es larga, hoy López Obrador se puede ir tranquilo,
con la conciencia del deber cumplido… y cumplido de manera destacada, muy
destacada.
En estos tiempos, a un año de dejar la Presidencia de México,
AMLO seguramente no está añorando el poder, ni se siente solo porque los ojos ya
están en su sucesora, en Claudia, sino que está orgulloso de haber dejado
fuertes cimientos de la Cuarta Transformación que, sin duda, en los siguientes
6 años habrá de estrenar segundo piso.
A algunos no les gustará pero… es válido… es cuestión de
enfoques.