Texto y fotos: María Ruiz
NEZAHUALCÓYOTL, ESTADO DE MÉXICO.- Irinea Buendía llegó en
un coche seguido de una camioneta con herramientas. Las mujeres que bajaron de
los vehículos se estacionaron frente a las cruces rosas que ellas mismas
pusieron años atrás y donde se leen mensajes dirigidos a las autoridades:
“verdad”, “reparación del daño”. Junto a las cruces pusieron las herramientas
para construir una antimonumenta por los feminicidios en el estado y en el
país.
La mayoría de las mujeres se reunió a unas cuadras de las
cruces. Ahí se escucharon los tambores y las consignas: “¡si te pega, no te
ama!”, “mi cuerpo es mío”, “justicia”. De Avenida Sor Juana Inés de la Cruz y
Av. Chimalhuacán, salió una de las dos manifestación por el Día Internacional
de la no Violencia a la Mujer, en este municipio mexiquenese colindante con la
capital del país.
Después de llenar de cruces rosas un espacio frente a la
explanada municipal, Irinea Buendía llegó al punto de partida de la marcha:
“Estamos aquí en primer lugar porque mañana es el día de la
no violencia, o el día de la eliminación de la violencia a la mujer. Estamos
aquí porque las autoridades nos obligaron a tomar las calles, porque
desgraciadamente no tienen claridad de lo que es la perspectiva de género en
cuanto a los feminicidios”, dijo por altavoz Buendía.
Las mujeres comenzaron a marchar.
¿Qué pasa en el
Estado de México?
Eran al menos 100 mujeres caminando por las calles de uno de
los municipios urbanos más violentos del país, pidiendo justicia para las
mujeres asesinadas.
Caminaron entre consignas, algunas repartieron folletos. La
gente las veía inmutable desde sus negocios, algunos sonriendo, otros como si
no estuviera pasando nada fuera de lo normal.
Después de unas 50 calles, la manifestación llegó frente a
la explanada municipal. Ahí se abrió un micrófono y las mujeres comenzaron a
hablar:
“¿Qué pasa en el Estado de México?”, preguntó María de la
Luz Estrada, coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidios
(OCNF).
Ella misma respondió: “Pasa que se convirtió en la primera
entidad con alerta de género. Donde desde hace cuatro años se dictaron 18
medidas, 50 acciones enmarcadas en los ejes de seguridad, prevención y justicia
para garantizarle a las mujeres una vida libre de violencia. Esto no ha
sucedido, todo lo contrario, se ha agravado. El Estado de México ocupa el
segundo lugar en feminicidios cometidos, después de Veracruz”.
Para Irinea, madre de Mariana Lima Buendía, si la autoridad
no tiene voluntad política, no se erradicará la violencia a las mujeres. Y
mientras eso no pase, ellas saldrán a las calles.
“No tienen voluntad política. No hay ningún aviso de lo que
implica la alerta de género. No hay transparencia en rendición de cuentas para
tener acceso a la justicia. ¿De qué manera van a erradicar la violencia si no
previenen y no atienden? (…) Fue un recorrido de 50 calles y no vimos ni un
anuncio para atender o prevenir la violencia, ¿de qué manera están
desarrollando ese mecanismo? (…) En ese desconocimiento, flojera o inacción de
la justicia, pues no hay nada”, dijo la mujer, que tras el asesinato de su hija
se volvió activista por los derechos de las mujeres.
“Acérquense, aquí
también hay lucha”
El micrófono le llegó a las más jóvenes. Una de ellas,
estudiante de la Facultad de Estudios Superiores (FES), plantel Aragón, de la
UNAM, e integrante de la Colectiva Violetas FES Aragón, habló de la centralización
de la lucha feminista:
“Si comparamos las mujeres que somos ahorita con la cantidad
de mujeres que marcharán en Ciudad de México, no somos ni un cuarto. Y eso es
bastante molesto porque aquí en la periferia también pasa. Aquí en la periferia
estamos organizadas, pero no recibimos acuerpamiento. Si hay mujeres aquí que conocen
a mujeres en la Ciudad de México, invítenlas a acuerpar estas luchas.
Acérquense, aquí también hay lucha, aquí también hay organización, aquí también
hay mujeres sin miedo, aquí también hay mucho que construir todavía”, pidió.
Otra de sus compañeras enunció: “Las mujeres en la Ciudad de
México lanzan glitter. Nosotras acá lloramos con las madres de las víctimas”
Flores para las que
ya no están
En otra parte de Nezahualcóyotl, otra protesta llenó de
flores el Canal de la Compañía, que se ha vuelto un espacio donde desaparecen
mujeres. Cada flor significó una promesa o un pensamiento para las mujeres que
ya no están. Llenaron de pétalos calles y esquinas.
Las mujeres partieron del canal, en la estación Las Torres
en Chimalhuacán. De ahí caminaron tomadas de las manos por calles solas y
áridas hasta llegar a un entronque donde convergen varias escuelas públicas,
donde hicieron una danza-ofrenda y un perfomance.
Las colectivas protestaron en el canal junto a Lidia
Florencio, madre de Diana Velázquez Florencio, asesinada a sus 24 años en el
Estado de México; y con Lourdes Arizmendi, madre de Dianey García, desaparecida
el 15 de enero del 2018.
Las organizaciones
periféricas
Desde hace tres años protestan para visibilizar la violencia
en su comunidad y cada que una madre se los pide, marchan con ellas,
acompañando su petición de justicia. Son tres organizaciones que surgieron como
respuesta a la violencia feminicida en su comunidad: Nos queremos vivas Neza,
Vivas en la Memoria y la Red de Mujeres del Oriente que luchan.
Ese fin de semana se realizaron varias movilizaciones, ahí
se encontraron con personas con las que
más tarde organizaron una asamblea vecinal.
“La lucha es muy dura, en el sentido en que hay un proceso
de invisibilización, no acceso a la justicia y eso mismo ha hecho que las
familias no denuncien. Hay familias que no pueden continuar con procesos de
presión social que inician ante la desaparición o asesinato de sus hijas,
porque el crimen organizado es muy fuerte y reciben amenazas. Movilizarse es
complicado, peligroso”, cuenta Diana Betanzos, integrante de Nos queremos vivas
Neza.
Posicionarse en los
territorios
Los grupos han tomado las calles, pero aunque aumentaron las
protestas, no aumentó el número de personas que las acompaña. Este año, en la
manifestación del 24 de noviembre se dieron cuenta que que quienes marcharon
con junto a ellas fueron habitantes de los municipios, de Chimalhuacán y Neza.
Para Betanzos, la hostilidad del territorio es todo un reto.
“Andar en la calle de por sí ya es peligroso y saber que es un territorio en el
que ocurren la mayor cantidad de feminicidios y desapariciones, se convierte en
un obstáculo aún más grande, posicionarse en esos espacios es muy transgresor”,
dice la activista.
“Es importante la movilización en la ciudad, pero es aún más
importante posicionarnos en los territorios donde las mujeres están siendo
asesinadas y desaparecidas. Una acción sororaria sería poder estar aquí,
visibilizando y exigiendo justicia y sobretodo acompañando y acuerpando el
dolor tan grande que se está viviendo de este lado. Porque no es lo mismo ser
una mujer de la periferia, a una mujer de privilegio que vive en un lugar
centralizado”.
“Siempre venimos las
mismas”
En la acción por el #24NDescentralizado, entre 20 y 30
mujeres llegaron de la Ciudad de México a Nezahualcóyotl atendiendo un llamado
que hizo una colectiva de mujeres en Ecatepec por redes sociales.
Entre las asistentes hubo mujeres de la Asamblea Feminista
Independiente y de la Facultad de Filosofía y Letras, que después de marchar en
Neza, regresaron a las instalaciones de su facultar a dormir, porque están en
paro.
Estas mujeres regresaron a la Ciudad de México gritando
consignas en el Mexibus y en el metro. Al final, decían, la decisión de
participar o no se resume en una palabra: “comodidad”.
“Siempre las manifestaciones en el Estado de México son
fuertes, siempre las que vamos somos las mismas”, comentaban, mientras dejaban
atrás la periferia.
En esa región olvidada, hasta para las feministas de la
ciudad, se levanta hoy una antimonumenta frente a la explanada municipal. En
ella se lee: “Investigaciones con Perspectiva de Género”. Es un recordatorio
para las autoridades de lo que tienen que hacer.
Tanto Irinea Buendía como María de la Luz Estrada lo
dijeron: llenarán las calles de estos símbolos hasta que dejen de asesinar y
desaparecer a las mujeres.
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